Esther, nacida en Sevilla, profesora de Educación Especial.
Me defino como: \"Las vivencias han hecho de mi la que hoy soy; sensible a todo lo que acontece en la realidad y de lo que soy consciente\".
La realidad me frustra, los sentimientos me hieren y busco nuevas formas de expresar lo que mi mente me pide que exprese.
Mi fin: tornar la realidad, sensibilizar al insensible, propagar la reflexión, crear dudas, ¿Cómo? a través de la escritura, de la música, del arte del dibujo , pintura, fotografía, escultura...¿algo más? no, nada más.
Quien quiera conocer más, no dude en preguntar...
La esencia de lo abstracto , el sentimiento del pintor.
En la temprana caída de la tarde, creo recordar, se dirigía a aquel lugar para esconderse entre los árboles. Cada día un paisaje se hacía triste tras la ventana de su mirada, sus ojos visualizaban con movimientos ágiles toda presencia y... quedó un momento en quietud, su iris comenzó a rotar sobre su centro, visualizó sin parpadeo cada detalle encontrado, alzó su pincel y señaló la hierba verde, descansó la vista por un instante, cerró los ojos y volvió a retomar la visión tan rápido como pudo notar la ansiedad acudir a su pensamiento, miró fijamente buscando los trazos, calculó ligeramente antes de tomar el pigmento y como si fuese una espada su arma, dejo caer su pincel manchado sobre el lienzo, finos contornos dibujaron la luz en un fondo blanco, retomó colores y tal como la mente le dictaba los datos, fue dejando derramar la púrpura, mezclando tonos y componiendo el paisaje que brillaba ante él.
Dibujó agua, reflejos, luz, verdina, ramas, cielo...mil detalles, pero no estaba contento, quiso robarle la belleza a la natura, quería la perfección al detalle, pero no conseguía el tacto del agua, de la lluvia, la humedad de la hierba, el vacío del cielo impalpable, el movimiento de las ramas por el viento, el frío del invierno, no consiguía obtener en su pintura tan preciadas presencias, esas incalculables al trazo, indescriptibles y tan abstractas al color.
Comprobó su obra, comparó mil veces sus trazos con la realidad y sin mediar palabra alguna dejó caer disgustado su lienzo entre la hierba viva.
Dejo pasar el tiempo desvanecido en el suelo, acunándose en sus reflexiones, adoptando una postura recogida de brazos y piernas, en sus ojos el llanto y la ira del que no quiere derramar lágrimas y odia no conseguir lo que pretende. Pero algo inimaginable sucedería, al tiempo que permanecía dialogando con su inconformismo, el cielo se abrió y dio paso a negras nubes, el día torno a gris y comenzó a llover, horrorizado se dejo ver agitado, esperando a que escampara, pero tan repentinamente fue la caída de la lluvia que no era posible encontrar la respuesta para la pregunta, ¿qué razón tenía el cielo por querer llover en aquella avanzada tarde de luz perpetua y blanquecina? él se dijo con enfado y entre dientes dijo \"ninguna\", lo cierto es que no escampó y se vió obligado a pasar la noche refugiado entre las ramas de un gran árbol y lluvia, viento, tierra, humedad, néctar ... todo quedó alzado al aire, impregnando lo que lo rozase.
A la luz de la mañana, un nuevo día se levantó sobre los cielos, la luz dejo ver lo que aconteció aquella repentina noche. Justo abrir los ojos, lanzó una mirada a su lienzo, que permanecía entre la hierba, pero no vió el paisaje, ni los trazos que él dibujó aquella tarde, sus ojos se abrieron tras aquella nueva imagen, sustrazos habían perdido la firmeza, el color se hacía confuso, la mezcla se notó presente, ya no había orden, ni formas perfectas, ¿dónde había quedado su obra maestra?. Comparó el paisaje ante sus ojos y dejó caer la vista al lienzo, quedó pensativo, algo perplejo y a los pocos minutos dejo ver su asombro en la expresión de su mirada, abrió los ojos sorprendido, su obra ahora era real, la lluvia había quedado grabada, el agua había marcado su trayecto, el néctar desvanecido se podía visualizar y sentir al pasar los dedos sobre aquella imagen, la humedad había calado en los pigmentos y se notaba el frío en la mezcla de color, el movimiento de las ramas se hacía borroso a la vista y la tierra también dejó su rastro cobrizo, grabado por la lluvia, trazos imperfectos pero reales, colores varios y caótica armonía, esa era la esencia del paisaje, no había formas, ni colores nítidos, ni suavidad en el roce, era tierra, era agua, humedad, era la esencia incapaz de captar un artista con la imagen, era abstracción al detalle, era la realidad incalculable, imperfecta y bella, era caos, caos esencial, nada de orden y desde entonces dejó de ver la realidad ante la apariencia visual para adentrarse a sentir y dejar en sus cuadros la pureza que nadie podría notar, esa que solo la notan los sensibles.
Ahora en sus cuadros retrataba la vida, la pura esencia del azar, ahora era poeta de los sentidos del corazón, al captar la imagen interior que nadie trato de retratar.
Esther.